21 septiembre 2005

Sobre cartas, pecados y gatitos

Estos días me he sentido con el cartelito en el dedo gordo del pie. Un resfriado me aguó (literalmente) el 18. Pero vamos con cosas que me han llamado la atención en los últimos días...

El Presidente Lagos le escribió una dura carta privada a Agustín Edwards, el dueño de "El Mercurio", y el diario la publicó en las Cartas al Director. El Mandatario reclamó por unas publicaciones del diario donde nuevamente relacionan a él con parientes. Yo creo que Lagos tiene todo el derecho del mundo en reclamar por las publicaciones, no creo que son presiones como lo quiere hacer pasar la Asociación Nacional de la Prensa (órgano donde manda el duopolio de la prensa El Mercurio-Copesa). Además la carta, según dice Osvaldo "Pablo Mármol" Puccio, no era al director (que es Juan Pablo Illanes), sino a Edwards. Lo más gracioso es la declaración de Joaquín Lavín (ex editor del diario durante la dictadura), que dice "...nunca un Presidente de Chile ha contado con prensa más favorable que el Presidente Lagos...". O todos somos imbéciles, o El Mercurio y La Tercera cambiaron sus líneas editoriales de extrema derecha para ser diarios de gobierno y no lo sabíamos. Todos sabemos que El Mercurio miente, pero no pensábamos que era para tanto...

El mismo Presidente declara que los civiles que estuvieron en el gobierno de Pinochet deberían pedir perdón por sus pecados, aunque sea de omisión. Pero el desatinado de turno fue nada menos que Alberto Cardemil, el hombre que leía los resultados del plebiscito del 88. El dijo que Michelle Bachelet no era una "blanca paloma" porque, según él, tenía vínculos "terroristas". De lejos saltó el "y boston". Con razón la Mónica Madariaga dijo en el Diario Siete que "los civiles que no piden perdón son prepotentes". Parece que estos especímenes políticos nunca pasaron por un quiosco, o en las oficinas de censura de la DINACOS ni siquiera hojeaban las revistas Cauce, Análisis, Hoy, el Fortín Mapocho, el diario La Epoca, donde salía todas esas informaciones que hoy dicen que "no sabían". Andá...

Para concluir, algo farandulero, pero serio. El domingo en el CQC
(Cuicos Que Cornetean), el pelmazo y denominado "poeta" (los únicos poemas que escuché de él eran bien malitos, para qué andamos con cosas) llamado Pablo Mackenna, lanzó por los aires a un gatito. Ahora el fome, idiota y creído "intelectual" dice que "los que lo critican no saben de gatos". Yo creo que él no debe ser nada: no es poeta, no es chistoso, no tiene gracia y más encima maltrata a los animales. Creerá este "culto" hombre de la farándula y de los negocios, que no se hace cargo de las deudas heredadas, que los gatos son juguetes que sirven para tirar a la chuña, total creerá que son de goma. No, no, no, ya es como mucho estar aceptando imbéciles en la televisión, pero Mackenna está de patio. Literalmente...

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